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¿De qué forma la flexibilidad horaria y el teletrabajo afectan la salud mental de los trabajadores? ¿Muestran efectos positivos o negativos? El trabajo de investigación “La flexibilidad del horario de trabajo y el teletrabajo no fueron buenos juntos durante el COVID-19 cuando se probaron sus efectos sobre la sobrecarga de trabajo y la salud mental”, responde a estas interrogantes.

El pasado 28 de octubre se publicó en Frontiers in psychology (editorial de revistas científicas) un artículo sobre investigación desarrollada por el Observatorio del futuro del trabajo UAI y el Núcleo Milenio. El papers fue escrito por Mariana Bargsted, profesora asociada Escuela de Psicología de la UAI; Jesús Yeves, profesor asistente de la Escuela de Psicología de la UDP y Cristián Torres Ochoa, estudiante de la Universidad de Valparaíso. En el trabajo se documentan las consecuencias de la mezcla de teletrabajo y flexibilidad horaria implementada durante el punto crítico de la pandemia. 

En RH Management nos contactamos con la y los autores de la investigación, quienes nos brindaron su visión acerca de los principales hallazgos y conclusiones que encontraron a partir de su trabajo. Te dejamos sus reflexiones a continuación.

Mariana Bargsted comenta que lo más llamativo de la investigación es que durante el periodo de pandemia se aplicaron varias medidas de flexibilidad laboral, “como se pudo y en las condiciones que se pudo”, las cuales no siempre eran las mejores. Sin embargo, afirma que, por un lado, la flexibilidad horaria tuvo efectos positivos al disminuir la carga laboral de las y los trabajadores. También logró disminuir los efectos en la salud mental. Por otro lado, comenta que la implementación del teletrabajo no se desarrolló como tal, sino más bien como un trabajo forzado desde casa, sin adecuaciones de espacio ni herramientas ad hoc. Y es ahí donde señala que se produce una convergencia con efectos negativos. “Este teletrabajo tuvo un efecto en la relación que vimos antes entre la flexibilidad, la sobrecarga y la salud mental, disminuyendo el efecto. Es decir, las personas que tuvieron flexibilidad laboral fue en términos de flexibilidad horaria. Y al estar en teletrabajo no vieron disminuida su sobrecarga y, por lo tanto, no vieron disminuidos esos efectos negativos que la sobrecarga tiene en la salud mental”, dice. 

La doctora explica que la principal conclusión de la investigación es que “en la combinación de medidas, que hay muy poca evidencia científica hasta la fecha, hay que analizar bien cómo se implementan estas medidas y, ver si la forma de implementar es adecuada”. 

Por su parte, Jesús Yeves también hace hincapié en la convergencia de medidas de flexibilidad. Indica que ambas medidas, teletrabajo y flexibilidad horaria, obtienen muy buenos resultados y beneficios por sí solas. Pero al combinarse generan efectos negativos al no lograr disminuir la carga laboral e incidiendo negativamente en la salud mental de las y los trabajadores. 

Como principal conclusión, expresa, que a la hora de implementar este tipo de medidas es necesario tener en cuenta el control que tienen las personas al hacer su trabajo. “Por ejemplo, en la flexibilidad horaria estamos dotando a los trabajadores de determinados niveles de control para decidir sobre qué hora poder trabajar. Sin embargo, dado como se aplicó el teletrabajo en pandemia, que es otra de las formas de flexibilidad, al ser obligatorio no estamos dotando a las personas de control para poder decidir dónde poder trabajar. Y esto afecta nuestros resultados al aumentar la sobrecarga de trabajo, incidiendo de manera negativa en su salud mental. Por lo tanto, es importante que apliquemos las formas de flexibilidad en el trabajo, tanto horaria como de lugar de trabajo. Es importante considerar, además, la voluntariedad de los trabajadores, que no sea algo que sea obligado, aplicarlas de forma que haya que pilotear este tipo de beneficios, analizarlos y ver las consecuencias que ellos tienen”, asevera. 

Finalmente, Cristian Torres, también coincide con lo nocivo de la anulación de beneficios a causa de la implementación de flexibilidad horaria y teletrabajo durante la pandemia. “Es como si ambas modalidades anularan los beneficios de la otra, y una hipótesis plausible es que la flexibilidad horaria y el teletrabajo en conjunto le daban al trabajador la sensación de tener que estar disponible para trabajar en cualquier momento del día. El trabajador, sin importar la hora, solo necesitaba encender el computador u otro dispositivo electrónico para continuar con su trabajo; los límites temporales y espaciales de la jornada laboral ya no existían, lo que no contribuiría a disminuir la sobrecarga laboral y, por lo tanto, no repercutirá positivamente en la salud mental”, declara. 

En cuanto a las principales conclusiones, hace alusión sobre el cómo las medidas de flexibilidad laboral (sobre todo el teletrabajo) se están implementando en Chile. Comenta que “existe abundante literatura que nos dice que para implementar el teletrabajo se necesitan recursos físicos, tecnológicos, ergonómicos y además capacitaciones para los trabajadores. No obstante, en el país el teletrabajo se implementó de forma acelerada para hacer frente a la contingencia derivada de la pandemia. Por lo que es muy cuestionable que esta modalidad se haya implementado de forma adecuada, lo que significa que sus beneficios pudieron verse disminuidos”, acota. 

Además, añade una segunda conclusión referente a invitar a las organizaciones a tomar no solo en cuenta los beneficios de estas modalidades, sino que también las posibles consecuencias de su implementación. “Es importante que las organizaciones otorguen todos los recursos y las capacitaciones necesarias a los trabajadores para una correcta implementación de estas modalidades y, además, que pongan límites a los horarios de conexión, respeten los horarios de descanso y que continuamente estén atentos a las necesidades de los trabajadores”, cierra. 

Fuente: RhManagement